Reina Isabel de Castilla (41años)
Hija de Isabel de Portugal y Juan II de Castilla, Isabel nació en 1451. A pesar de que su destino no era ocupar el trono –tenía un hermano mayor por parte de padre, Enrique, que heredaría el trono castellano–, tras su matrimonio con Fernando de Aragón se proclamó reina de Castilla.
Aunque no estaba destinada a reinar, su determinación le permitió lograrlo. Ya dueña de la corona, ejerció por sí misma el poder, y llevó al reino de Castilla a la cúspide de su prestigio.
Desde pequeña vivió rodeada por un excelente grupo de damas de compañía y tutores, designados directamente por su padre antes de morir. De ellos recibió una formación humanística basada en la gramática, la retórica, la pintura, la filosofía y la historia.
Tras una compleja e intrincada disputa con su hermano, y aconsejada por el arzobispo Alfonso Carrillo, Isabel tomó como pretendiente matrimonial al candidato aragonés, Fernando, hijo y heredero, como ella, de otro Juan II. Todo se llevó en el más absoluto secreto. El 5 de septiembre de 1469, Fernando partió de Zaragoza disfrazado de criado y acompañado por tan sólo seis personas. Cuatro días después tenía lugar la ceremonia nupcial, que incluyó la bendición, también en el sentido político, del arzobispo Carrillo.
El 12 de diciembre de 1474 llegó al Alcázar de Segovia, donde habitaba la pareja, la noticia de que Enrique había muerto. Al día siguiente, Isabel I se autoproclamó con toda solemnidad reina de Castilla y envió cartas a las principales ciudades del reino exigiéndoles obediencia. Pero todavía le quedaba por afrontar un largo camino de disputas por el trono castellano con su sobrina Juana y su tío, el belicoso rey Alfonso de Portugal, que desembocaron en una sangrienta guerra por el trono castellano hasta septiembre de 1479.